sábado, 14 de abril de 2012

Plan de parto I: Denegación

Ayer, por consejo de la matrona que me lleva el embarazo, fui a visitar las instalaciones de maternidad. El objetivo era poder hacer una primera toma de contacto y tantear como estaba el terreno para presentar el plan de parto que había redactado.

Me había informado convenientemente sobre el tema y conocía cuales eran mis derechos, así que mi idea era preguntar si tenían algún protocolo de partos naturales o de baja intervención, entregarles mi plan de parto y poder ver qué puntos eran compatibles con su política a priori y en qué puntos me ponían problemas.

No recordaba exactamente a qué planta tenía que dirigirme, porque en mi hospital de referencia tienen dos plantas destinadas a maternidad. En una de ellas están los paritorios y salas de dilatación, y en el otro están las habitaciones donde se alojan las mamás con sus bebés recién nacidos. Fui a una de ellas y me dirigí al control de enfermería. Allí hablé con la enfermera que estaba en el control y le expliqué que estaba redactando mi plan de parto y quería hablar con alguna matrona que me explicara un poco el procedimiento. Me atendió fenomenal, me dijo que las matronas estaban en la otra planta, que me acercara a hablar con ellas aunque dependiendo de la carga de trabajo que tuvieran en ese momento no me podían garantizar que estuvieran libres para atenderme. Me dijo que lo más recomendable era pasarme entre semana y por la mañana, que está el jefe de matronas, y que como su trabajo es administrativo, él sí tendría el tiempo suficiente para enseñarme las instalaciones y comentar todas mis dudas.

Eso pintaba fenomenal, era exactamente lo que yo quería, así que bajé a la planta que me había señalado. Al llegar allí, no había nadie en control, así que pensé que había tenido mala suerte y debían de estar todas liadas con partos. Al poco se acercó una mujer bastante joven, con una bata blanca, y pensé que no sería una matrona pero que debía preguntarle a ella ya que era la única que andaba por allí. Me acerqué a ella y le pregunté si era matrona, y me dijo que no, que ella era ginecóloga. Me preguntó qué quería y le dije que mi matrona me había aconsejado que me acercara a hablar con alguna de las matronas de la planta de maternidad. Enseguida me dijo que esperara un segundo, y llamó a una matrona. La matrona se acercó a mí y comencé a explicarle pero en cuanto abrí la boca la ginecóloga se acercó de nuevo y me interrumpió. Me dijo que en realidad yo no pintaba nada allí, que no sabía por qué la matrona me había dicho que me podía acercar al hospital y que de todos modos no aceptaban planes de parto.

Me quedé un poco pegada, la matrona enseguida se hizo a un lado y no se atrevió a abrir la boca en todo el rato. Como no quería entrar en discusiones de entrada, les pregunté si tenían algún protocolo de parto natural o de baja intervención y me dijo que no. Entonces ya le dije que el rechazar mi plan de parto no era una posibilidad, ya que era un derecho que recogía y amparaba la Ley. La ginecóloga me dijo que el protocolo del hospital no contemplaba esa posibilidad, y que si me empeñaba en entregar un plan de parto tendría que hacerlo por otros cauces, reclamarlo de forma administrativa o de otra manera, pero que ellos no lo aceptarían.

Le pregunté qué ocurriría si me negaba a firmar el consentimiento informado que ellos entregan (podéis leerlo aquí en un estupendo artículo de Fernanda Guillén, abogada de El Parto Es Nuestro), y me dijo que si entraba por urgencias de parto no se podrían negar a atenderme, pero que de todos modos ellos actuarían según mis circunstancias, el transcurso del parto y que ciertas prácticas se harían dependiendo de la situación y (horror!) del personal que me atendiera y/o del número de partos que tuvieran en ese momento (es decir, claramente instrumentalizar mi parto en función de la prisa que tengan por quitarme del medio).

Me dijo que lo mejor que podía hacer era irme a parir a otro sitio, al Hospital del Salnés que sí es conocido por sus partos naturales o en casa, pero que quizás este no era el sitio adecuado para mí (como no tengo nada que ocultar, diré que mi hospital de referencia es el Arquitecto Marcide). Le dije que yo estoy pagando mis cotizaciones a la Seguridad Social y que éste es mi hospital de referencia, por lo que no me pueden pedir que me vaya a otro sitio si molesto (y es cierto que me planteo esas otras opciones, pero eso a ellos no les importa, tengo derecho a parir en mi hospital de referencia y que se garanticen mis derechos, y ella no es nadie para arrebatármelos). Me dijo que entonces sólo me quedaba confiar, y arriesgarme a lo que el día del parto pueda ocurrir; y le dije que ya había confiado la primera vez, pero que ahora no voy a simplemente confiar en uno de los días más importantes de mi vida, no, esta vez quiero dejarlo todo atado y bien atado, y saber que se me respetará. Volvió a decirme que entonces que me buscara otro sitio.

También me dijo que ése no era el sitio para hablar de esto, que debía de tratar el tema en la consulta de prenatal, y con el ginecólogo que me atendiera ese día. Yo le dije que entendía que una guardia no era el sitio adecuado porque estarían ocupadas, pero que con respecto a hablar con uno u otro ginecólogo no veía mayor diferencia, puesto que en cada consulta me atiende uno diferente y que de todos modos seguro que no coincidiría con el que atendiera mi parto. Me dijo que era cierto, pero que la política de ambos era común, y que el que me atendiera en consulta le diría lo mismo que ella, y con tonito de retintín amenazador, que incluso era ella misma (con media sonrisa). Yo les dije que si yo llevaba el plan de parto a consulta y me lo rechazaban, entonces deberían de firmarme por escrito que ese hospital no aceptaba planes de parto y me dijo que por supuesto me firmaría el papel que hiciera falta (ahí mi marido dijo que le cambió la cara y se puso nerviosa, pero que intentó guardar la compostura y aparentar tranquilidad y sangre fría).

En fin, que así están las cosas, para que veáis qué poco le importamos a los médicos (ojo, no a todos, pero precisamente el área ginecológico-obstétrica está especialmente poco sensibilizada al respecto, y no nos olvidemos que un parto no es una intervención o una operación, sino un proceso fisiológico).
Yo voy a seguir luchando porque se reconozcan nuestros derechos, y no sólo por mí (quizá no dé a luz en ese hospital) sino por todas las que vengan detrás, que se merecen una situación mejor y me veo en la obligación de abrir camino por todas las mujeres que parirán, por mi hija y por todas las hijas. Eso y que no es cuestión de edades sino de mentalidad, que uno siempre asocia la figura del ginesaurio a alguien mayor y carca, pero ya véis que existen ginesaurias de menos de 40 años, es una pena que sobretodo siendo mujer no sea más comprensiva con esta etapa tan especial de nuestra sexualidad.

Os agradezco todo tipo de consejos sobre cómo afrontar la situación, ya sabéis lo vulnerable que se siente una mujer en su embarazo y qué luchar y tener que defenderse con uñas y dientes no es lo que mejor nos viene a nivel emocional.

Si habéis llegado hasta el final de mi relato, os doy las gracias simplemente por lo que representáis como tribu para mí <3