Creí que nunca iba a llegar este momento.
Desde que mi bebé nació, he debido de darle tres mil trillones de besos, y me moría pensando en el momento en que me diera ella a mí el primer beso. Y mira que todo el mundo me comentaba que los suyos ya los daban, pero mi ratita se limitaba a mordisquearme la nariz, que parece ser que es uno de sus besitos especialidad, porque le encanta lanzarse a mi nariz con la boca abierta y se parte de risa.
Pero ayer ha sido diferente. Cuando nos metimos en camita y vino papi a darnos las buenas noches, ella de repente se ha lanzado y le ha dado un besito al papi (a él ya le había dado alguno que otro anteriormente) y como le ha hecho mucha gracia, se ha venido a mí y me ha dado otro.
Me quedé super feliz pero ella creo que todavía más, porque se ha vuelto a lanzar a su papi, y luego a mí, y así cogiendo cada vez más velocidad ha estado como 10 minutos repartiendo besitos a diestro y siniestro. Ha cogido tal ritmo que hasta se los daba a la almohada!
Ella ha acabado mareada de la prisa que se daba en ir de uno a otro, y nosotros inmensamente felices y borrachos de amor. Recordaré siempre este momento, justo el día del cumpleaños de mi padre, en que mi hija se lanzó a darnos besitos a gogó.
Precioso!!
ResponderEliminarJuraría que ayer comenté la entrada, igual no la publiqué bien o dejé a medias el último paso. No importa porque siempre es un placer comentar tu blog! jeje, así que os felicito de nuevo por esa borrachera de amor tan bonita. Los besitos de estas pequeñajas son de lo mejor de este mundo. Que sigáis disfrutando tanto y cuidado que es adictivo!! muchos besos
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